El cuento original habla en términos generales sobre lo que
implica el ser “un niño de verdad” desde punto impartidos por la moral, pero la
película del actor, director, guionista y
comediante italiano Roberto Benigni en mi impresión personal muestra la crudeza
del pensamiento de un niño, y cuando hablo de crudeza hablo de una verdadera
muestra del pensamiento, del pensamiento egocéntrico, de ese pensamiento que en
búsqueda del conocimiento no ve limites. Benigni logra mostrar lo que quizás en
el cuento original Carlo Cllodi difícilmente se
puede ver por cuestiones netamente moralizantes, y es la curiosidad del niño,
la condición natural de querer saberlo todo. Esta película llena de momentos
jocosos con seguridad lleva el mismo ritmo de la imaginación de un niño, de la valentía
de un pequeño, ya que para llegar al conocimiento hay que ser valiente y eso es
lo que hace libre al hombre o en este caso al niño “Pinocchio”.