martes, 16 de abril de 2013

TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN VISUAL

 Difusividad

 Neutralidad 

 Acento

 Fragmentación

 Agudeza

 Actividad 

 Aleatoriedad

Asimetría  

Audacia 

Coherencia 

Complejidad 

Distorsión 

Continuidad  

Episodiedad  

Espontaneidad

Economía 

 Exageración

Irregularidad 

Inestabilidad  

Fragmentación 

 Inestabilidad 

 Distorsión 

 Plano
 Profundo

 Pasividad

 Predictibilidad

 Realismo

 Profusión
 Regularidad

 Secuencialidad 

 Reticencia

 Simetría

 Singularidad

 Sutileza
 Simplicidad

 Transparencia

 Unidad

 Variación 
Yuxtaposición 

domingo, 14 de abril de 2013

Antonia's line


"Detrás de toda pretensión puritana, existe una perversión espontanea" 

-Zudro-

ESQUEMATIZADOS


¿Qué es lo excéntrico? ¿Qué es lo vulgar? ¿Vulgar es escalar? ¿El cómo es el problema? Un empresario que saca partido de lo que en una época no puede sacar partido es arriesgado, altanero si, un poco, pero el valor esta en el riesgo, no en los juicios superficiales, no en los arquetipos moralistas que a la larga viene a ser lo más inmoral. Pero ante estas cosas aparecen “Excéntricos” que se oponen con la creatividad, con poco pudor, porque si hay algo que friega el ímpetu creativo es el pudor mental. ¿Y una mujer bella que está entre hombre es puta? ¿si trabaja duro es lesbiana? ¿si es madre soltera es una meretriz y se merece mal trato? Nuestro juicios de valor, evidentes.
Ahora bien, ante cualquier idea que rompa esquemas habrá detractores, sanguinarios en algunos casos, fundamentalistas históricos y “rabinos” sociales. Sin embargo los esquemas que son tan difíciles de romper, solo los intrépidos atrevidos, separados del pudor y enemigos de la inmovilidad lo logran.  

Te busco perdida entre sueños



Cuando empecé a pensarla no me imaginaba como iba a ser, pero definitivamente quería que fuera. A eso del término de la mañana me dijeron que sería algo agradable, además que quien me recomendó eso parecía tener la certeza de que no había emprendido nunca tal empresa, y a decir verdad parecía muy confiado de que me agradaría. Salí del sitio donde me encontraba y solo pensaba en cómo sería, cuanta de estatura, sus proporciones a la larga, si se movería con gracia o tal vez algo con algo de sobriedad.
Dos días después empecé a evocar los días en los cuales de niño jugaba con alguien que me evocaba su imagen futura; era muy graciosa, se movía con garbo, y cada extensión de su cuerpo al compas de la música parecía realmente independiente; excelente expresión tenía. Uno se hace imágenes futuras a partir de las imágenes pasadas, ejemplo de eso, un paraíso imaginado, los más veraniegos se imaginas las Bahamas, pero yo la imaginaba como aquella que me acompaño por un momento en la niñez.   
Ahora bien, Salí por varios días a buscarla después de la universidad, después de la clase de sociolingüística a eso de las diez de la mañana. Bajaba a la parte comercial de la ciudad, pues tenía la certeza de que allí encontraría cosas que me ayudarían a formalizar su imagen, pues pasear por el centro de la ciudad de Bucaramanga, que por esos y estos días se encuentra descongestionado, por las redadas policiacas a causa de la recuperación del espacio público, con rareza es una forma amable de encontrarme con cosas que ya esas pasada de moda, como la imagen que tengo en mi mente sobre ella.
Luego conseguí algunos artículos en el mercado detodero, artículos viejos, anticuados, que ella usaba en ese entonces, hace más o menos once años, y con seguridad y sin equivocarme en ese entonces eran pasados de moda, pero no le quitaban nada de simpatía.
Cuando la volví a verla unos días después del viaje a la tienda de nostalgia, supe que debía empezar a hacerme a una idea real de ella, al menos a formalizar mi recuerdo mediante los recursos que tenía, pues no estaba ella, de ella no tenía nada pero tenía todo. Comencé por su vestido, un overol de flores, algo inusual y confuso, pues no tenía la certeza si ese tipo de ropa era masculina o femenina. Sus zapatos curiosos, de color rojo, me costaron  ponérselos al retrato. Aunque nunca uso zapatos así, de color rojo, la excentricidad en los pies siempre la llevó. Su rostro era tierno, como la ternura de un ratón, de los de rueda, no de hámster, no me gusta esos roedores, siento que son unos holgazanes que comen todo el día y siento que se divierten en cautiverio, son miserables, pero el ratón sobrevive y es tierno.

Luego pase a verla bailar, ya era de mañana, a eso de las seis. A las once la presenté al profesor y en sus formas me dijo que ya la conocía, pero no se movía igual que esa que compartió tiempos pasados…

CUENTO EN BRANDENBURGO


El hombre miraba los arboles que se movían armoniosamente con el viento, como bailando sin chistar, pues la sabiduría de los arboles es algo que los hombre no tienen,  un árbol en la metafórica voz del hombre era un tranquilo ser que no se arriesgaba a partirse el lomo por algo a lo que no vale la pena oponerse y si mejor unirse. El hombre seguía su camino y vio un lago en donde a manera sincrónica unos patos seguían con jovial nado a su madre, el patito feo iba de primero. El hombre vio que era el patito diferente el más altivo. En su pensar decía el hombre, –sin reflejo no hay defecto.
La mañana iba llegando a su final, y en el tope del medio día el hombre se encontró con dos troncos secos entrelazados, de diferente orígenes cada uno, de diferentes especies los  enamorados, y el hombre con un toque de sarcasmo exhaló, –ni la muerte los separó–.
El hombre con sus escarpines, un sombrero de tela, una mochila de fique andaba y con seguridad les digo no se a donde iba. La prisa no era su compañera, pero me inquietó todos los juicios que lanzaba mirando lo que le encontraba en su camino.

Saliendo al camino, un carruaje le topó y frente a él paró. La guardia real le miro con extrañeza y le pregunto qué hacía él por estos bosques reales, ¿acaso estabais de cacería? Porque eso no está permitido, además le dijeron los guardias – ¡debéis pagar por cada venado, conejo o codorniz que llevéis en esa insípida mochila!– Ahh, aunque a decir verdad nada bien te ha ido. El hombre les miro sin réplica, por un momento parecía una estatuilla de cera, pero un guardia le interrumpió el letargo diciéndole – ¿No dices nada, nos estáis vacilando? El hombre previniéndole le dijo– ¡no! Para nada no, no los estoy respetando. Los solados y el carruaje se fueron advirtiéndole la ley de no cazar en bosques reales sin permiso. El hombre se fue tranquilo meditando la importancia de comprender los signos de puntuación.
El individuo de un momento para otro se zabulló en una quebrada y así como calló, sacó un pez, lo miro al ojo y dijo,  –si pudiera ver con los dos ojos a la vez tu miedo sería más grande–, lo echó en la mochila y siguió su camino, mojado pero con la satisfacción de quien lleva algo en la maleta, algo que no traía.
Cuando se encontró con un gigante molino, se quedo mirándolo de arriba abajo y luego las hélices, y durante un tiempo ya me estaba doliendo el cuello, cuando de repente, el intrépido se agarro de una de los brazos y se elevó gallardamente, dio una vuelta entera, se soltó, dio tres rollos en el suelo, coloco sus manos en el suelo y rápidamente y con un hábil salto calló de pie. En la dirección que calló siguió caminando. Dijo el hombre en voz alta y con adrenalina entre los fonemas –la vida da muchas vueltas, y si uno no se hace a las peripecias, no vive.
Me inquietaba ver que este hombre iba caminando con una tranquilidad y a todo lo que veía le sacaba dicho, frase, o simplemente le hablaba. Yo seguí escuchando la canción que llevaba en la cabeza, no fui capaz de seguir siguiéndolo porque no sabía a dónde me llevaría seguirlo. El se desapareció con el pasar del tiempo, se fue haciendo pequeño hasta no poderlo ver más.
Lo que sé es que solo conocí el mundo hasta donde fui.